Generalmente el niño que está cursando con una enfermedad grave, presenta frecuentemente hiperglucemias, es decir, aumento del azúcar en la sangre, debido al estrés producido por el estado crítico.
Esto desencadena un efecto paralelo que lleva al cuerpo a adaptarse a todos los cambios aumentando algunas hormonas como la epinefrina, el cortisol, la hormona de crecimiento, las cuales están ligadas con el metabolismo de los carbohidratos, que terminan aumentando la glucosa en sangre y esta debe ser ayudada por la insulina a llegar a los órganos que la necesitan, pero aparece una resistencia al trabajo realizado por la insulina.
El hecho que aparezca este estado de hiperglucemia en el niño en estado crítico no diagnostica una diabetes, pero si estos valores permanecieran altos posterior a la salida de la hospitalización tendría que ser controlado por endocrinología para diagnosticar si es una diabetes tipo 1.
Junio 30 de 2.021
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