El síndrome de Cushing se debe al aumento de glucocorticoides circulantes y para identificarlo podemos observar: obesidad central, hipertensión arterial, piel fina con hirsutismo, estrías rojo vinoso, hiperglucemia o diabetes, osteoporosis, trastornos pisquiátricos e hipopotasemia.
El riesgo cardiovascular está elevado en los pacientes con síndrome de Cushing no solo por la hipertensión sino por la contribución a desarrollar síndrome metabólico, hipertrofia ventricular, disfunción diastólica y endotelial y un estado protrombótico.
Más frecuente que el síndrome de Cushing es el Cushing iatrógenico en población pediátrica, este puede ser ocasionado por el uso frecuente de esteroides tópicos para patologías dermatológicas.
No olvidemos siempre indagar por el uso de medicamentos tópicos, para identificar los riesgos y prevenir la aparición de este síndrome con sus consecuentes efectos endocrinológicos y cardiovasculares.
Las recomendaciones para evitar el síndrome de Cushing iatrogénico son: iniciar corticoides sólo si existen evidencias clínicas establecidas en la literatura de su beneficio terapéutico, utilizar sólo frente a la falla de otras terapias específicas, identificar un objetivo terapéutico específico, utilizar criterios de respuesta objetivos, administrar una dosis necesaria por un tiempo suficiente para alcanzar la respuesta deseada.
Septiembre 11 de 2.021
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